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Apuntes históricos



EXTRANJEROS EN PUERTO RICO
SIGLOS XVI AL XIX

- Política inmigratoria
- Real Cédula de Gracias
- Súbditos franceses
- Catálogos de extranjeros
- Súbditos alemanes

Por Luis R. Negrón Hernández

(c) CopyRight - Prohibido copiar, reproducir



Los Quilichini
Foto: Los Quilichini, provenientes de Córcega,
se establecen en Sabana Grande.


LA POLÍTICA INMIGRATORIA

urante los primeros siglos de nuestra historia colonial (16-18), España mantuvo en Puerto Rico una política de exclusión respecto a los extranjeros ajenos a la raza hispana y al catolicismo. Países protestantes y anglosajones hacían lo mismo.

En el siglo 16, habían arribado a nuestras costas inmigrantes católicos andaluces, extremeños y castellanos. A comienzos del 17, portugueses; y a finales vecinos de las Islas Canarias.

En las últimas décadas del siglo 18 y las dos primeras del 19, llegaron a nuestra Isla miles de personas, unas buscando un mejor porvenir, algunos aventurando, otros forzados por circunstancias políticas, económicas y sociales.


En el 18, vinieron más inmigrantes de la periferia de España y sus provincias costeras -catalanes, valencianos, vascos, mallorquines, gallegos y asturianos. Y una segunda ola de canarios y andaluces a partir del 1820. En dicho siglo 19, familias inmigrantes de las Antillas e Hispanoamérica trajeron consigo a sus esclavos para desempeñar tareas domésticas, mientras otros negros se infiltraron fugitivamente de las islas vecinas.

Muchos de estos inmigrantes eran escolarizados, pero también otros cientos de inmigrantes fueron meros presidiarios comunes y militares arrestados por desertores y otros delitos. Llegaron obligados a trabajar en las construcciones de las fortificaciones que rodean a nuestro viejo San Juan, amurallando la ciudad al estilo de las medievales europeas. Al cumplir sus sentencias, un gran número optó por quedarse y contraer matrimonio con las criollas. Algunos se escaparon y tomaron refugio en la espesura de nuestras montañas y se unieron a las desoladas poblaciones de los campos.

También llegaron a nuestras costas extranjeros -los no ciudadanos o súditos españoles- como refugiados. España, por ejemplo, le abrió así las puertas a los irlandeses que eran perseguidos por su fe católica y se les negaba empleo y educación en la Inglaterra protestante. Los O'Neill, Morris, O'Daly, Latimer, Fitzpatrick, Power y otros se establecieron en las tierras entre Loíza hasta casi Caparra, estableciendo siembras e industrias azucareras. Por ello, los nombres de "San Patricio" en Puerto Nuevo y en la parroquia del pueblo de Loíza. En Bayamón (ver Tabla de apellidos de extranjeros), aparecen como hacendados y dueños de esclavos inmigrantes los Rayffer, Doubon, Pollock, naturales de Francia; los Jacques de Estados Unidos; Aranzamendi de Venezuela; los daneses Waltesoeff, entre otros.

El sector más numeroso de extranjeros para esa época lo constituyeron los cerca de 15 mil africanos que fueron secuestrados y vendidos como esclavos. Para 1846 se estima que había unos 52 mil esclavos en la Isla. Se considera a éstos el más importante por su impacto en la economía y cultura puertorriqueña. En la vídeo-cinta Raíces, del Banco Popular se esboza su integración a la expresión musical del criollo a través de la bomba y la plena. Estudiando los registros parroquiales de nuestros pueblos podemos encontrar testimonios que corren también por sangre boricua antepasados yorubas, camerunes, congoleses, carabalíes, jelofes, guineanos, senegaleses, angoleños y ashantis, entre otros. Negro africano atrapado como esclavo

Con el triunfo de la revolución haitiana, y el Tratado de Basilea de 1795 -en la que España cede a Francia al Santo Domingo español-, arribaron a los puertos del Oeste de Puerto Rico dominicanos y franceses. Algunos establecieron haciendas cafetaleras, otros se desempeñaron como médicos, pequeños comerciantes, maestros y empleados públicos. Entre los que llegaron de Quisqueya en esa ola y principios del siglo XIX, se encontraba Felipe Betances Ponce. Éste, contrajo matrimonio el 12 de agosto de 1812 en San Germán con la puertorriqueña María del Carmen Alacán Montalvo, progenitores del que sería el Padre de nuestra patria, Ramón Emeterio Betances. Su abuelo paterno dominicano tuvo cinco hijos, dos de ellos nacidos en Borinquen. Con las luchas de independencia contra la península ibérica, llegaron también a nuestra Isla refugiados de Hispanoamérica que se integraron social y racialmente al terruño.

LA REAL CÉDULA DE GRACIAS

Entre las leyes y disposiciones decretadas por la metrópoli, la más trascendental fue la Real Cédula de Gracias del 10 de agosto de 1815, que ofreció atractivos incentivos a dichos extranjeros. La Corona española liberalizó las restricciones para estimular las inmigraciones con miras a fomentar el comercio insular e incrementar la población de la Isla.  Los súbditos franceses naturales de Córcega fue el sector que más se destacó, penetrando de inmediato en el comercio isleño del café y el azúcar de caña en el suroeste de la Isla. Y así, de esa otra corriente de extranjeros, surgirían otras ramas en nuestro árbol genealógico nacional.

Los extranjeros, aunque mucho más los de la raza negra, eran cuidadosamente escudriñados, y los alcaldes tenían que informar continuamente sobre sus pasos. La agitación revolucionaria y política, tanto en América como en Europa, los hacía suspicaces a las autoridades. En carta recibida en La Fortaleza decía el alcalde de Ciales don Isidoro Rodríguez Villalobos, en 1817:

...hasta la fecha ningún emigrado de la Costa Firme se ha
presentado en este vecindario. Los pocos negros esclavos
que existen en este vecindario son educados a la ley de Dios,
enseñándoles la doctrina cristiana.
1

Las indagaciones se repetían mes tras mes y año tras año. En otro documento de 1849, el alcalde don Francisco Antonio Nazario escribía al "Excelentísimo Señor Gobernador" que tanto en el pueblo como en el partido no se habían presentado "ningún español peninsular transeúnte, ni otro estrangero que halla llegado ami noticia lo digo a V.E. [Vuestra Excelencia] en cumplimiento alo mandado".2

Las cartas provenientes del extranjero eran abiertas y leidas. En documento del 1818, el Corregidor don Manuel de Iturriaga informaba al Gobernador que había instruido al Administrador de Correos que:

...en lo sucesivo examine usted la correspondencia de
particulares que reciba de la vecina Isla de San Thomas
y la que encontrase o presumieses sospechosas...
procesa a tomar la resolución que corresponda y
convenga al mejor servicio de su Majestad.
3


SÚBDITOS FRANCESES EN SABANA GRANDE


En otra misiva al gobierno en la capital, el alcalde de Sabana Grande Diego de Arteaga le indicaba sobre la conducta satisfactoria que éstos guardaban en su población:

Siguen observando buena conducta los estrangeros
y jente de color libres y esclavos residentes en este
partido; y tengo la honra de comunicarlo a V.E. en
observancia de mi deber.
4

Algunos de estos extranjeros -en su mayoría corsos- que en las décadas del 1860 y el 1870 residían en esta población, eran:5

- Francisco Boullerie, natural de Francia, de 33 años de edad, quien aparece como carpintero para el 1872.
- Francisco Cachant, francés, de 32 años, panadero en el pueblo en el 1872.
- Santos Damiani, de Córcega, agricultor para el 1880.
- Juan Bautista Dupay, natural de Bayona, Francia, de 34 años, mayordomo,
residente en esta población sabaneña para el 1874.
- Pablo Mattei, de Córcega, quien había contraído matrimonio con Ana Navaroli, también de Córcega, quienes se desplazaron de Yauco al barrio Susúa para dedicarse a la ganadería, alrededor del 1860. En Puerto Rico Pablo y Ana procrearon cinco hijos: Antonio, José María, Juanita, Isabel y Angelita, casándose esta última con su primo Pablo Mattei, de 35 años, agricultor, natural de Córcega.
- Juan María Pajol, súbdito francés, de 28 años, soltero, quien residía para el 1874, en Sabana Grande también como panadero.
- Nuncio y Pedro Gerónimo Pietri, súbditos franceses de Córcega. El primero de 55 años, aparece como agricultor para el 1874, con fincas de café en Yauco, Sabana Grande y Maricao. Pedro, de 28 años, estaba casado para el 1874, y se dedicaba al comercio.
- Spinola Susini Quilichini, llegó a la Isla a los 15 años en el 1900. Contrajo matrimonio con su primo puertorriqueño Vicente Quilichini Ramírez.

Si los extranjeros estaban ciertamente bajo la mirilla policiaca en un modo especial, éstos no eran los únicos. La vigilancia y rigurosa supervisión a los que entraban y salían de cada población se extendía a todos. Los mismos insulares y peninsulares debían también informar a las Milicias Urbanas.6 hacia dónde se dirigían, así como el propósito de sus viajes. Pasaportes
Nuestros lectores encontrarán en los fondos y series municipales del Archivo General de Puerto Rico expedientes titulados "Relación de los pasaportes y pases expedidos por esta Alcaldía", donde se detalla el movimiento de la población municipal.

Por ejemplo, en Añasco el alcalde don Francisco de Acosta informaba en enero de 1855 al Gobernador haber concedido pasaportes al presbítero don Ramón Sulsona para viajar a caballo por varios pueblos de la Isla, y a don Dámaso Villareal y Antonio Feliciano para trasladar seis juntas de bueyes a Aguadilla.7 Mientras que en otro documento con fecha de noviembre de 1865, se daba cuenta del viaje del capitán don Antonio Sánchez Nuñez de Sabana Grande a la población de Yauco, de donde partiría a los baños de Coamo, regresando el 6 de diciembre. En septiembre de 1852, dicha alcaldía había expedido 36 pasaportes y 21 pases. Los viajantes salieron en su mayoría a San Germán (15), a Mayagüez (5), a Yauco (4), a Ponce (3), y el resto a las poblaciones de Adjuntas, Añasco, Guayanilla, Lares y Cabo Rojo.7 Al llegar al pueblo destinado, debían presentarse de nuevo a las autoridades, e igualmente informar sobre su regreso.

CATÁLOGOS DE EXTRANJEROS

La Dra. Estela Cifre de Loubriel catalogó como beneficiarios de dicha Cédula a extranjeros de:
las Antillas francesas e inglesas, Austria, Bélgica, Brasil, Colombia, Costa de África, Cuba, Chile, China, Dinamarca, Ecuador, Escocia, Filipinas, Gibraltar, Grecia, Guatemala, Haití, Holanda, Hungría, Irlanda, Jerusalén, Madera, Malta, Marruecos, México, Nicaragua, Noruega, Perú, Polonia, Portugal, Rusia, Suecia, Suiza, Islas Turcas y Yugoslavia, entre otros. [*Los socios que no tengan acceso a estos catálogos pueden solicitarnos la búsqueda gratuita de uno o varios apellidos de antepasados extranjeros que crean provenientes de los países arriba mencionados, usando la disponibilidad de sus fichas de contenido. Simplemente escriba en su mensaje en Tema (Subject): "Catálogo de extranjeros: apellido xxxx"].

Según el estudio de la Dra. Cifre, el mayor número de extranjeros estaban asentados en los municipios de Mayagüez, San Germán, Yauco, Ponce, Salinas, Guayanilla, Guayama, Naguabo, Arroyo, Vieques, Humacao, Fajardo, Carolina, Río Piedras, San Juan, y Arecibo.

Encontramos más franceses en Mayagüez, San Germán, Yauco, Guayanilla, Ponce, Juana Díaz, Salinas, Arroyo, Vieques, Río Piedras y Coamo. Venezolanos: en Mayagüez, Ponce, Arecibo y Utuado. Italianos: en Mayagüez, Ponce, San Juan y Arecibo. Ingleses: en Mayagüez, Ponce y San Juan.

LOS SÚBDITOS ALEMANES

También súbditos alemanes se acogieron a varias de las disposiciones reales que ofrecieron la acogida a extranjeros. Se establecieron en Aguada, Aguadilla, Arecibo, Arroyo, Fajardo, Guayanilla, Isabela, Juana Díaz, Manatí, Maunabo, Mayagüez, Naguabo, Ponce, San Germán y San Juan.

La historiadora Haydée Reichard de Cancio nos introduce en La presencia germánica en Puerto Rico la relación geopolítica y demográfica de Alemania y Puerto Rico. Nos habla de la intención del rey Federico de Prusia de colonizar la Isla con seis mil alemanes en 1766, la llegada de los germanos a partir del siglo 18, nos especifica quiénes fueron estos, en dónde se establecieron, en qué se desempeñaron, su aportación y los que se destacaron en nuestra historia social, económica y política. La profesora Reichard también nos recuerda de la presencia y aportación de los hijos de Quisqueya en nuestra nación.

Todos estos extranjeros se fueron fundiendo en el mosaico cultural español y criollo que iba definiendo la imagen del hoy puertorriqueño. Enriquecieron nuestra raza, influyeron en nuestro hablar, música, literatura, carácter, pensamiento; trajeron sus recetas culinarias, instrumentos musicales, sus dichos, creencias y tradiciones, ideas e historias. Y en un proceso paulatino, se hicieron uno en la creación de esta gran nación puertorriqueña.


Biblioteca Històrica de P.R., documentos de los
siglos XV, XVI, XVII y XVIII

__________
FUENTES:

1. Archivo General de Puerto Rico (A.G.P.R.). Fondo de los Gobernadores Españoles (F.G.E.), serie Municipios, caja 484.
2. A.G.P.R., F.G.E., serie Municipios, caja 549.
3. Ibid., caja 407.
4. Ibid., caja 549.
5. Loubriel, Estela Cifre. Catálogo de extranjeros residentes en Puerto Rico (Río Piedras, 1962).
6. Milicias Urbanas: compañías compuestas por aproximadamente un centenar de uniformados blancos y pardos, a quienes se les asignaba la vigilancia urbana y rural de nuestros pueblos de la Isla. Los "urbanos" estaban regidos por un Sargento Mayor y una plana mayor de oficiales en cada compañía. Contrario a las Milicias Disciplinadas, las Urbanas estaban sólo armadas con machetes, algunas espadas y lanzas rústicas.
7. A.G.P.R., F.G.E., caja 401.
8. Ibid., caja 549.





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