Su Excelencia Mr. Andrew Johnson Presidente de los Estados Unidos de América Honorable Señor:

uestra experiencia personal nos ha enseñado que el dolor verdadero es amigo del silencio y hemos creído sentir el que os abruma y nos abruma, tanto más vivamente cuanto más hemos callado.

Por esa razón hemos contenido hasta hoy los impulsos de nuestra alma y por ella hemos dejado de dar fórmula a la emoción más violenta que nos ha conmovido en nuestra vida. Pero hoy, cuando empieza a calmarse el puro sentimiento y empieza la razón a dominar, nosotros vamos a cumplir con un deber sagrado para todo espíritu generoso, sacratísimo para nosotros por ser jóvenes y ser americanos.

Hijos de las dos Islas, poco separadas por el mar, unidos estrechamente a la Gran República por el cambio de productos y de ideas, cuanto a ella se refiere nos interesa y, tanto como la hemos acompañado silenciosamente en sus recientes días de gloria, la acompañamos en su día de luto.

Hombres, lloramos a Lincoln: la alevosía que le ha privado de la existencia terrenal repugna al corazón del hombre. Enemigos de esa infamia social que, con el nombre de esclavitud, manchaba la tierra de libertad como mancha el suelo querido en que nacimos, experimentábamos con Lincoln la santa emoción que él sintió al ver terminada su inmensa tarea. Cubanos y puertorriqueños, caminando por destino providencial hacia el porvenir de América, nos hemos estremecido con la última convulsión del grande hombre.

Espíritus amantes del bien y de la libertad, que es su expresión política, hubiéramos lamentado inconsolablemente la ausencia eterna de aquel espíritu fuerte que nos daba el consuelo de ver garantizada la libertad, al menos en la tierra que engrandecía con su grandeza, si nosotros no supiéramos que la muerte mata el organismo, no a la esencia; que ha matado a Lincoln, no a su alma, que era el alma del pueblo de gigantes que supo gobernar.

Detrás de Washington vinieron otros Washington; detrás de Lincoln vendrá..., ya ha venido otro Lincoln. Esta esperanza, esta seguridad, calma nuestro dolor y casi no os enviamos un pésame, sino un ruego:

Que seais dignos de América.
Madrid, 31 de mayo de 1865.

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FUENTE: National Archives; Washington D.C. Diplomatic Dispatches. Spain. Microcopy 31, Roll No. 46, Vols. 48 and 49 (April 1, i - May 29, 1867).



ESCLAVITUD: Artículos, documentos
LIBROS: sobre la esclavitud, temas de Puerto Rico

African Slavery in Latin America and the Caribbean Herbert S. Klein		Fe y ciencia Joseph Ratzinger		Afro-Latin America, 1800-2000 George Reid Andrews		Estado actual de los esclavos de la isla de Puerto Rico George Dawson Flinter