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Talla a la derecha: "La Sagrada Familia" del artesano Luis González; 1982.

José: tuve un sueño.
No lo entiendo muy bien,
pero creo que fue la celebración del cumpleaños de nuestro Hijo.

La gente se estuvo preparando para eso por unas seis semanas.
Decoraron sus casas y se compraron ropa nueva.
Fueron muchas veces de compras,
y compraron muy lindos regalos.
Fue algo raro también, porque los regalos no eran para nuestro Hijo.

Envolvieron los regalos en un hermoso papel,
les pusieron hermosos moños
y los colocaron debajo de un árbol.
Sí, un árbol, José. ¡Adentro de sus casas!
También decoraron el árbol con muy bonitos adornos.
Las ramas estaban llenas de bolas de colores,
guirnaldas y luces.
También había una figura en la punta del árbol.
Se parecía a un ángel.
¡Era hermoso!

Todos reían y estaban muy alegres.
Todos tenían muchas expectativas con los regalos.
Ellos se daban regalos unos a otros, José,
pero no había regalos para nuestro Hijo.

Creo que ni siquiera lo conocían.
Nunca mencionaron Su nombre.
¿No es extraño que la gente haga todo eso
para celebrar el cumpleaños de alguien que no conocen?
Tuve el extraño sentimiento de que
si nuestro Hijo hubiera ido a esa celebración,
Él hubiera sido un intruso.

Todo era tan hermoso, José,
y estaban todos tan llenos de alegría,
pero eso me hizo llorar.
Qué triste estaba yo por Jesús,
por no ser querido en Su propia celebración.

Me alegro que sólo haya sido un sueño.
¡Hubiera sido terrible, José, si eso hubiese sido real...!